Vivencias, pensamientos y sueños de alguien que de vez en cuando recuerda que le gusta escribir...
lunes, 19 de septiembre de 2011
DeSTiNo
martes, 6 de septiembre de 2011
MeNTiRa
Quien quiere mentir, engaña
y el que quiere engañar, miente
Hoy esta estrada va dedicada a la mentira, una práctica muy habitual en nuestra vida y sobre todo en los tiempos que corren.
Nuestros cinco sentidos nos permiten aprender el mundo que nos rodea, eso lo sabemos desde la infancia.
Los niños aprenden a mentir poco a poco, casi sin darse cuenta... a veces por casualidad. Nuestras primeras mentiras pueriles van acompañadas de temor y vergüenza, síntomas que lentamente aprendemos a dominar. Cambiamos cerrar los ojos, por un pestañeo regular.
Un día, nos damos cuenta de la posibilidad de no ser descubiertos, de nuestra impunidad, es desde este momento cuando somos capaces de mentir descaradamente, sin padecer. Es evidente que cada persona, por supuesto, desarrolla el sentido de la mentira de manera diferente.
Es importante no olvidar que durante ese aprendizaje de la mentira propia, también aprendemos a descubrir las mentiras ajenas; así, muchas veces nos basta con mirar a otra persona a los ojos para saber si podemos confiar en ella o no. Es casi cómo tejer una tela de araña.
¿A qué me refiero cuando hablo de mentir? Al hecho de ocultar la verdad, es cierto, pero ocultarla con un fin bien determinado para obtener algún tipo de beneficio personal. También es cierto que no todo el mundo que miente, se reconoce cómo mentiroso.
Hay quienes llegan muy lejos en su aptitud para mentir, hasta desarrollar métodos muy sofisticados en el arte de la manipulación. Realizan diferentes versiones de la realidad, juegan con su entorno afectivo. Esto, puede generar dos tipos de usuario: el que miente de una forma inocente, sin darle importancia, utilizando este recurso en pequeñas cosas, a menudo en favor de otras personas y el que miente de manera lógica, razonada y sin remordimiento. Utilizan la mentira para edulcorar momentos vividos, etc. Estos últimos, a menudo responden a un perfil desequilibrado.
Todos hemos mentido pero no por ello todos somos mentirosos.
Todos los que mienten no son malas personas.
No todos los mentirosos son conscientes de que la mayor parte del tiempo les dejamos actuar.
No todos los mentirosos saben manejar la mentira... ¿qué pasa cuando la mentira maneja al mentiroso?