Estamos comenzando el año y en esta ocasión la entrada del blog me la quiero dedicar a mí, para que los que no me conozcan lo hagan y para que los que sí me conocen puedan comprenderme un poco más.
Yo no soy peor ni mejor que nadie.... ¡Soy Yo!
No soy una teórica de la vida terrenal ni de la vida celestial, soy alguien que ama profundamente la vida y vive. Estoy dotada de grandes defectos y de algunas virtudes. Me esfuerzo en vivir, por crecer, y por mejorar, y lo hago con ímpetu. Por eso sufro más de lo que muchas veces soy capaz de gestionar. A veces hago una montaña de un grano de arena, lo paso mal y me derrumbo; en cambio, otras veces convierto la montaña de arena en simple polvo y me hago tan fuerte que creo una barrera infranqueable que nadie es capaz de atravesar.
Los años me han cambiado y mucho. Soy extremadamente insegura, comedida y prudente, pero me gusta la gente y confío en ella. Dejo pocas cosas al azar ya que no estoy hecha para la improvisación.
Me gusta cuidar de la gente. De MI gente. Me esfuerzo en hacerlos partícipes de mi vida. Me satisface saber que hay personas que me cuidan y me quieren incondicionalmente. Ellas hacen que mi vida sea un poco más fácil y que merezca la pena disfrutarla.
Cómo todo el mundo, hago las cosas a mi manera e intento compartir las cosas que más feliz me hacen: salir, reír, viajar, el cine o simplemente charlar durante horas. Lo he convertido en rituales sagrados. Son cosas que no hago con "cualquiera". Porque "cualquiera" no entra en mis planes. Porque no necesito estar rodeada de "cualquiera".
No voy a disculparme por tener unos padres maravillosos ni unos hermanos espectaculares. No me avergüenza tener una infancia dulce a mis espaldas, ni una adolescencia ávida de emociones o estar viviendo una juventud plena.
Reconozco mis limitaciones y las asumo. Sé que soy una persona compleja, repleta de aristas y matices.
Sé que no soy una chica de revista, pero me acepto, aunque me queje mucho... me acepto porque no queda otra (como dice mi madre, "la herencia es la herencia, hija"). Sé que no soy excesivamente inteligente pero no soy tonta; ni excesivamente divertida, pero me encanta reír y hacer reír. Le temo al rechazo de la gente y eso hace que quizás a veces sea demasiado complaciente con gente que posiblemente ni se lo merezca. Sé que esto no es lo más propio, pero es que soy así.... .
En general, no causo gran impacto, ni gran decepción, más bien paso desapercibida; pero sí creo que soy buena persona.
No me gusta perder el tiempo. Considero que perderlo es obsceno porque no disponemos de mayor riqueza que esa.
A lo largo de mi vida he aprendido que los amigos son la familia de "libre elección", por eso me tomo mi tiempo al escogerlos. Sé reconocer lo que da valor a cada persona, aunque ellos no sean capaces de verlo. Cuido a mis amigos porque son una parte fundamental de mí.
Yo no digo las cosas constantemente, pero las hago constantemente: les llamo, les escribo, les pienso... Con algunos paso meses, años de ausencia física, pero aunque no les veo son cómo un riñón: no lo veo, no lo toco, pero sé que está ahí cumpliendo su función y facilitándome la vida.
Si me alejo, no hay vuelta atrás. Las distancias emocionales que construyo son letales. No creo en la hipocresía, ni en los compromisos, ni en la indiferencia, ni en la mentira. Me gustan las cosas auténticas y las disfruto. Para mí no hay nada más: en lo auténtico está a verdad.
Considero especiales a los que me rodean, pero no gratuitamente, sino porque realmente lo son.
Todos decidimos a quién elegimos para hacer nuestro camino. Así, caminar resulta más sencillo.
No creo en la felicidad absoluta porque no creo en imposibles. No creo en utopías. Las fantasías están para otras cosas, pero no para vivir en/de ellas.
A veces simplifico las cosas y vivir me resulta más fácil. Aunque también siento miedo, rabia, incomprensión, tristeza a menudo. En esos momentos pienso en lo que soy y en lo que tengo (mi gente), en lo que me queda por vivir y me hago fuerte. Vivo a ciegas, cómo todo el mundo. Pero no lo hago sola. Otorgo a cada uno de mis amigos un lugar y me preocupo porque disfruten de él.
Pienso en ellos y me siento afortunada.
En definitiva, no soy nadie sin ellos. ¡Os quiero! ¡Millones de gracias por formar parte de mi vida!