jueves, 14 de febrero de 2013

Carnavales en el Paraíso

Nunca pensé que un viaje organizado tan precipitadamente podía salir tan bien. Después de más de dos semanas intentando encontrar para Carnavales un alojamiento asequible en alguna zona caribeña de Panamá y sin resultado alguno, el mismo viernes por la tarde decidimos quemar el cartucho final y buscar ofertas de último minuto. Contra todo pronóstico y gracias a que una chica se tuvo que marchar antes de tiempo conseguimos una habitación en un hostel en la isla de Bastimentos (Bocas del Toro).
Bocas del Toro es uno de los destinos turísticos por excelencia sobre todo para surferos y amantes de la naturaleza. Es un paraíso que merece la pena conocer y en el que no me importaría vivir una larga temporada.

Nuestro afán por irnos de Penonomé en Carnavales se debía a varios motivos. En primer lugar, la propia gente de aquí nos decía que en Carnaval lo normal es romper con tu pareja, haces lo que quieras en esos días y después vuelves como si nada. (Sé que muchos pensaréis.... anda! mira que bien! Bribones, que sois unos bribones). Yo al principio no me lo creía, pensaba que eran unos exagerados y que no sería para tanto  pero cuando vi que hasta los anuncios de la tele y de los periódicos hacían referencia a ello empecé  tomármelo en serio. "Estos Carnavales, cuando rompas con tu hembra, ven al Machetazo (un supermercado de aquí) y compra tu kit carnavalesco,  la cerveza balboa a tnto , el vodka a tanto, el ron abuelo a tanto, etc.." Y se veía a una pareja peleando y a ella abofeteándole la cara mientras él se iba detrás de otra que pasaba..... Como ese, anuncios en la prensa y en la radio también. Realmente, esto más que un motivo para no ir era una anécdota que quería contar.

Penonomé es un pueblo donde no hay mucho que hacer pero tienes uno de los carnavales más famosos del país y que atrae a muchísima gente de la capital y las zonas de los alrededores. Cuando hablo de Carnavales que no se os venga a la cabeza un ejército de exuberantes mulatas en tanga, bailando samba con impresionantes y coloridos vestidos. Aquí los carnavales se limita casi exclusivamente a beber y a desfasar. Nosotros vivimos en todo en centro del pueblo con lo cual o no íbamos fuera o nos metíamos de lleno en la fiesta ya que dormir sería, cuanto menos, imposible.

Los "actos" comenzaban a las 9 de la mañana con "la mojadera". Un camión cisterna mojaba a manguerazos  a la gente desde bien temprano para poder aguantar el calor. Cantimploras, mochilas con depósitos par líquidos y todo tipo de inventos caseros servían para llenarlos de "trago" (cubatas) y que no se derramara. 
Nosotros solo fuimos un ratillo el viernes por la noche porque teníamos que salir muy temprano para Bocas  ya que nos esperaban 8 horas de coche hasta donde teníamos que coger el "Water taxi" hasta la isla. La verdad es que no vivimos mucho el ambiente porque queríamos acostarnos antes de que empezara la fiest fuerte. Afortunadamente conseguimos dormirnos a tiempo pero a eso de las 4 de la mañana algunos borrachuelos rondaban la casa buscando un huequecito  (nuestro porche) para descansar y un rinconcito  (nuestro pasillo lateral) privado para llamar a Braulio.... (vomitar). Yo, que cuando tengo que hacer un viaje duermo poco por los nervios, con el ajetreo carnavalesco menos aún. Pero la gran sorpresa nos la llevamos  cuando finalmente decidimos levantarnos para irnos. Eran como las 5.30 de la mañana, preparamos los sanwiches para el camino, ultimamos detalles y salimos por la puerta cuando nos encontramos que nos habían dejado un regalito en el pollete de la entrada. Inocente yo le digo a Jose:

-Eso debe ser un helado de chocolate que alguien ha derramado.....
-Carmen, eso es una mierda!!, me contestó
Efectivamente, alguien había decidido cagarse en nuestro porche y digo alguien porque era mierda humana!! Qué asco!!!! jajajaja

Bueno, pues tras el alegre despertar por fin pusimos rumbo a nuestro destino. Sobre las 6 de la mañana paramos en el super (24h) para comprar un par de cosas y no os imagináis el ambiente que había. Mujeres, hombres, niños, ancianos, etc... recorrían los pasillos y los carros llenos de cervezas y bebidas llenaban cajas. Se sentían los carnavales!!!

Tras 8 horas de coche y como 6 controles policiales llegamos a Puerto Almirante, el pueblo de donde salían las barcas. Nos metimos en dirección contraria huyendo de unos chavales que nada más que hacían perseguirnos para guiarnos hasta los taxis y sacarse una monedas. Finalmente y  tras la mala cara del policía que nos dijo que no podíamos seguir, dimos la vuelta y nos dejamos guiar por los jóvenes hasta un "parking" donde dejar el "carro" (coche).

-En este lo podéis dejar por 5 dólares al día pero tenéis que dejar las llave....
- Ni de coña!, dijimos Jose y yo.
-Allí hay otro que cuesta lo mismo pero no tenéis que dejarlas....
Allá que fuimos hasta en una parcelita de un señor mayor que hablaba en inglés  y dejamos el coche con la incertidumbre de si  lo encontraríamos a la vuelta.

Desde Almirante teníamos que ir a Isla Colón (la  isla central) y de allí a Bastimentos. La espera se hizo un poco larga pero en cuanto nos acercamos a las cristalinas aguas del Caribe y sentimos la brisa marinera tanto el cansancio como el hambre (un sanwich en todo el día....) aplacaron. Llegamos a Bantimentos como a las 16.30, hicimos el check-in y directos a la playa.... nuestro primer baño en el Caribe!! Una experiencia inolvidable!!!
Echamos la tarde en la playita, nos tomamos una cervecita y después al hostel para cenar y descansar que nos hacía mucha falta.

Al día siguiente nos levantamos tempranito, desayunamos en el bar (un desastre) y nos fuimos al embarcadero a esperar que alguna barquita llegara para montarnos. En el embarcadero conocimos al que fue nuestro "Capitán" durante todo el día (a saber el título que tendrá ese señor pero el se autoproclamaba así). En el trayecto hasta Isla Colón, que por cierto se llama así porque la descubrió Cristóbal Colón, cerramos un precio para que nos llevara a algunos de las islas más turísticos. Mientras esperábamos a que nuestro Capitán recogiera a una parejita con la que había quedado antes dimos un paseo por el pueblo donde pudimos ver los efectos del carnaval y de la fiesta de la noche antes. Gente durmiendo por la carretera (literalmente), algunos borrachos que aún seguían su fiesta y trabajadores limpiando sus puestos de comida y bebida llenaban la calle. Compramos agua y cerveza para el camino y fuimos en busca de nuestro Capitán.


La primera parada fue en Bocas del Drago, un paraíso de arena blanca y aguas cristalinas flanqueado por grandes palmeras que dejaban caer sus cocos en la orilla. Después de un relajante baño en una playa solo para nosotros nos fuimos al restaurante donde pudimos disfrutar de una langosta fresca en salsa de ostión acompañada de patacones y arroz con coco por tan solo 20 dólares........ Un lujo al alcance de la mano!!!


Después de comer nuestro capitán nos llevo a "Playa estrella". Aquí se suponía que la orilla estaría repleta de estrellas de mar pero había tanta gente que las todas las estrellas menos dos huyeron de los gritos  y del reggaeton. Esta playa nos decepcionó un poco, pero al menos conseguimos hacernos alguna fotillo con las estrellas.





De Playa Estrella volvimos a Isla Colón con la idea de disfrutar del Carnaval y así hicimos. Compramos hielo y refresco en un chinito y nos sentamos en el parque con nuestra botellita de bacardi añejo. Del parque al escenario a un conciertillo de reggae (que no reggaeton) y de allí calle arriba y calle abajo viviendo el la fiesta. En una de esas caminatas vimos al jefe de nuestro Capitán en el embarcadero que nos llamaba por si queríamos que nos llevara a casa:
-Amigos, amigo.... ¿a casa?(y señala en su muñeca)
-Más tarde, más tarde!!!, le dijimos.

Nos sentamos en una escalera a descansar y ver pasar la gente por la calle.
-Cuidao, primo!!! Le dijo Jose a un borracho mientras se caía de espaldas justo delante nuestra. (Había un vídeo grabado con el momento pero lo borramos sin darnos cuenta.... una pena!)
Después de reírnos del borracho (pegó un buen trompazo), se nos acercó un niño de unos 13 o 14 años y se dirigió a nostros diciendo....

-¿Puedo ofrecerme?, entendí yo.
-¿Puedo ofrecerle un beso?, entendió Jose.

No sabemos qué dijo exactamente pero es triste ver como en un lugar de referencia turística mundial haya tanta pobreza que haga llegar a extremos desagradables como ese.... Después un niño que no tendría más de 7 años, jugaba con su monopatín en la puerta de un bar (del que nos fuimos sin pagar, por cierto) y casi se cae.... cuando vio que le habíamos visto y que le sonreímos como diciendo "no pasa nada, nadie se ha dado cuenta!", se acercó a nosotros y nos dijo refiriéndose a su monopatín:

 - Un dolar, una hora!
Lo que hace la necesidad, ¿verdad? Aprovechan cualquier oportunidad....!

Se hacía tarde y después de echar la última copa en un bar bastante curioso, lleno de gente curiosa... compramos otra botellita (pequeñita esta vez) en el chino y nos fuimos en busca de nuestro capitán. Lo encontramos en el mismo sitio donde lo dejamos y después de negociar el precio (15$), pusimos rumbo a Bastimentos. La temperatura no podía ser más agradable, el mar estaba en calma, millones de estrellas iluminaban el cielo y tras invitar a nuestro capitán a una copita, el trayecto que se supone que duraba 10 minutos se convirtió en un impresionante paseo entre manglares.

-Los capitanes no podemos beber si vamos a manejar, pero con ustedes voy a hacer una excepción porque me han caído bien, dijo.
Tan a gusto estaba el jodío que se bebió 4 copas, pimplándose así  la botella casi entera....jajajaja

Llegamos al muelle y a duras penas llegamos hasta nuestro hostel que estaba como  500 metros hacia dentro en plena selva y sin ningún tipo de iluminación. Creo que no he escuchado más ruidos juntos en mi vida! Qué mierdo!! Me asusté hasta de nuestra propia sombra.

Al día siguiente la resaca era considerable, costaba trabajo levantarse pero cuando el calor empezó a apretar en la habitación cogimos las toallas y nos fuimos a la playa. Allí alquilamos unas hamaquitas y una sombrita y echamos el día disfrutando de nuestras últimas horas en el paraíso.

La vuelta a la realidad ha sido dura pero lo que sí tenemos claro es que ha sido una experiencia muy recomendable y que repetiremos seguro!!!







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