lunes, 19 de septiembre de 2011

DeSTiNo

Párate a pensar........

La ciudad en la que vives, el color de tus ojos, tu nombre, tu familia. Nada de eso es algo que puedas elegir. De algún modo, incluso podría decirse que tus amigos tampoco los eliges tú, porque los has conocido en algún lugar, en alguna situación que tampoco depende de ti. Por ejemplo, en el colegio. Si hubieras caído en una clase diferente tendrías otros amigos. Y quizás hasta serías de otra manera.

Lo que quiero decir es que en esta vida, casi todo nos viene impuesto. Son muy pocas las cosas que podemos elegir. Ni siquiera eliges la persona de la que te enamoras. Simplemente ocurre. Quizás la conocías de hace tiempo, o tal vez es un flechazo, pero el caso es que no es algo que puedas elegir.

¿Quién sabe qué habría pasado si no hubieras estado en el momento indicado, en el lugar indicado? Podrías ser una persona completamente diferente.

Algún día comprobarás que nadie entra o sale de tu vida por casualidad.
Y, tal vez nunca lo sepas, pero, ¿quién te dice que el hecho de que seas quien eres no se debe a un momento concreto de tu vida? La vida es así. Caprichosa, juguetona, incalculable. Pero esa es una de las maravillas de vivir. No saber qué te va a ocurrir mañana, pero tener la certeza que es justo lo que tiene que ocurrir.

martes, 6 de septiembre de 2011

MeNTiRa


Quien quiere mentir, engaña

y el que quiere engañar, miente


Hoy esta estrada va dedicada a la mentira, una práctica muy habitual en nuestra vida y sobre todo en los tiempos que corren.

Nuestros cinco sentidos nos permiten aprender el mundo que nos rodea, eso lo sabemos desde la infancia.

Los niños aprenden a mentir poco a poco, casi sin darse cuenta... a veces por casualidad. Nuestras primeras mentiras pueriles van acompañadas de temor y vergüenza, síntomas que lentamente aprendemos a dominar. Cambiamos cerrar los ojos, por un pestañeo regular.

Un día, nos damos cuenta de la posibilidad de no ser descubiertos, de nuestra impunidad, es desde este momento cuando somos capaces de mentir descaradamente, sin padecer. Es evidente que cada persona, por supuesto, desarrolla el sentido de la mentira de manera diferente.

Es importante no olvidar que durante ese aprendizaje de la mentira propia, también aprendemos a descubrir las mentiras ajenas; así, muchas veces nos basta con mirar a otra persona a los ojos para saber si podemos confiar en ella o no. Es casi cómo tejer una tela de araña.

¿A qué me refiero cuando hablo de mentir? Al hecho de ocultar la verdad, es cierto, pero ocultarla con un fin bien determinado para obtener algún tipo de beneficio personal. También es cierto que no todo el mundo que miente, se reconoce cómo mentiroso.

Hay quienes llegan muy lejos en su aptitud para mentir, hasta desarrollar métodos muy sofisticados en el arte de la manipulación. Realizan diferentes versiones de la realidad, juegan con su entorno afectivo. Esto, puede generar dos tipos de usuario: el que miente de una forma inocente, sin darle importancia, utilizando este recurso en pequeñas cosas, a menudo en favor de otras personas y el que miente de manera lógica, razonada y sin remordimiento. Utilizan la mentira para edulcorar momentos vividos, etc. Estos últimos, a menudo responden a un perfil desequilibrado.

Todos hemos mentido pero no por ello todos somos mentirosos.

Todos los que mienten no son malas personas.

No todos los mentirosos son conscientes de que la mayor parte del tiempo les dejamos actuar.

No todos los mentirosos saben manejar la mentira... ¿qué pasa cuando la mentira maneja al mentiroso?